La
miró una vez mas… como hacia cada día cuando se encontraba con
ella… era tan linda, o al menos eso le parecía a el…
Su
larga cabellera, de un color verduzco, parecía flotar al compás del
viento… se movía ligera como una pluma entre la espesura del
bosque… y en ocasiones, era hasta difícil reconocerla, pues solía camuflarse entre los arboles, ya que su piel tenia un tono verde como
el de la hierba que crece en los claros…
Cuando
le miraba con sus ojos felinos color gris tormenta, se le paraba un
pequeño instante el corazón… para volver a latir con mucha mas
intensidad al momento.
Sbarks
llevaba enamorado de ella desde que tenia uso de razón… eran
amigos desde pequeños y compañeros de caza… pero con el tiempo y
los años, que no habían sido pocos… su cariño por ella había
ido evolucionando despacio pero sin pausa, hasta llegar al punto en
que mirarla y no tenerla, se había hecho doloroso.
La
amaba ardientemente, como jamás había amado a nadie. Hubiese dado
cualquier cosa por poder acariciar delicadamente su bello rostro…
por atusarle el pelo color aceituna… por besar suave y dulcemente
sus carnosos labios…