jueves, 2 de febrero de 2017

Déjà vu

Sentada frente a mi, en la mesa de mi cocina, me miraba sin decir nada. Sus ojos escarlata me observaban delicadamente, como si mirarme de otra forma fuese a hacer que me rompiera. Yo, en cambio, apoyado contra la encimera, la miraba desde arriba con aires de deseo.
Soltó un soplido hacia arriba, apartándose de la cara el cobrizo mechon que se había escapado de detrás de su oreja. Se movio en el sitio, dejando ver algo mas de su muslo que asomaba debajo de su corto vestido turquesa.
Su piel, fina y blanca como la porcelana, la hacia aun mas femenina de lo que ya era; aunque eso no hacia que la idea de subirla brucamente a la mesa y arracarle el vestido se fuera de mi cabeza, sino todo lo contrario.
El tirante derecho empezó a resbalar por su hombro, sin ella darse cuenta. Actue rápido. Me acerque, poniéndome en cuclillas a su altura y lo subi lentamente hasta dejarlo en su sitio. Cuando alce la mirada, su boca y la mia estaban apenas a unos centrimetros. Mi corazón entonces, comenzó a bombear litros de sangre a solo una parte de mi cuerpo, y no fue a la cabeza…
Mi mano resbaló desde su delicado hombro, y fue a parar en su pierna. Ella pegó un pequeño respingo, pero no se apartó. Se humedecio los labios y dejo la boca entre abierta. Deseaba besar aquellos carnosos labios rojo manzana, pero algo me lo impedia: mis nervios.
Entonces, su mano derecha subio por mi cuello, con un dedo jugueton y se paro en mi nuca, jugueteando con los mechones de mi pelo; mientras que la izquierda, agarro mi mano y la introdujo dentro de su vestido. Pude notar su humedad. Instintivamente, tuve que volver mi mirada hacia allí para cerciorarme de que lo que estaba ocurriendo era de verdad.
Alli dentro, mi mano estaba bien, muy bien. Aquello me excitaba demasiado. Fue entonces cuando mis nervios fueron sustituidos por arrojo. Volvi mi mirada a su cara, y un pequeño impulso tiro de mi he hizo que la besara. Nuestras bocas se enlazaron durante unos instantes, haciendo pelear nuestras lengua dentro. Fue tan solo un momento, que para mi se hizo eterno, a pesar de los mordisquitos que ella daba en mis labios.
¡No pude aguantarlo mas! Saque mi mano de debajo de su vestido, la agarré por la cintura elevándola ligeramente y la acerqué a mi. Sus piernas se enrroscaron a mi torso. La sente en la mesa, barriendo antes todo lo que en ella había, sin importar si las cosas se rompían al cochar contra el suelo. Seguíamos besándonos furtivamente, con pasión, como si no existiera el mañana.
Ella tiro mi camiseta haca arriba, sacandomela por la cabeza. Yo, mientras ella toqueteaba la cremallera de mi pantalón, mordisqueaba cariñosamente su hombro, tras aparatar del todo el tirante de su vestido.
Consegui bajarle el vestido hasta la cintura, dejando ver sus pechos desnudos turgentes, caer como el agua caa en una cascada… Mi cara debió de parecerle muy graciosa cuando vi aquello, porque soltó una risita malvada mientras miraba mi entrepierna; había logrado bajarme el pantalón y mi lujuria era visiblemente clara bajo mis calzoncillos.
Remangué como pude su vestido, para poder desprenderla de su ropa interior. En ese punto, estaba realmente excitado. Seguí besándola y baje del todo mis calzoncillos, que ella había estado intentando quitarme, dejando ver parte de mis nalgas. Estos cayeron al suelo junto al resto de la ropa.
Empecé acariciando salvajemenete sus suaves y redondos pechos, pasando después a comerlos. Ella mientras tanto, acariciaba lentamente mi miembro, cada vez mas erguido. Estaba ahí, delante mia, y sus piernas decían “bienvenido”… Asique sin poder aguantar un segundo mas, sin llamar a la puerta que estaba abierta, entre.
Poco a poco, con delicadeza y disfrutando del momento. Seguía alternando besos y caricias por su cuello y boca, mientras acariciaba con una mano sus pechos y con la otra la atraia hacia mi. Ella genmia de placer, diciendo palabras apenas entendibles en mi oído, y me agarraba del pelo.
Tal como estaba, la volvi a coger en brazos, agarrándola con ambas manos por la cintura. Ella se volvió a enrroscar con sus largas piernas a mi cuerpo. Me eche hacia atrás y ella conmigo para mantener el equilibrio, y entonces la envestí, coomo hace un toro cuando ve la capa roja…
Ella sonrio y gimio al mismo tiempo, asique volvi a hacerlo una y otra vez. Cada vez mas rápido y fuerte. Hasta que llegó un momento en que mis piernas flaquearon. El placer se intensifico y supe que no iba a aguntar mucho mas asi. Tenia que parar o …
- ¡Marcos! ¿Marcos?
De repente, volvia a estar en la cocina. Yo apoyado sobre la encimera. Ella sentada frente a mi, me miraba extrañada. Mire a mi alrededor, y la mire a ella. La verdad es que en ese momento parecía un auténtico idiota.
- Marcos, ¿Te encuentras bien? – volvió a preguntar. – Llevas un buen rato sin mediar palabra. Mirando al infinito...
No podía ser… ¿Habia sido todo imaginación mia? Nada de aquello, por muy maravilloso que hubiese sido, hbia ocurrido. Habia estado soñando despierto, muy típico en mi… La miré de nuevo. Su melena color fuego, esos ojos de felino, su vestido azulado que tan bien conjuntaba con la claridad de su piel… Desde luego que había sido un sueño, pero aquella sensación de bien estar, y la sangre bombeando en una sola dirección, me decían que ese sueño podría llegar a ser un déjà vu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario